lunes, 29 de febrero de 2016




Influencia de la familia sobre el consumo de drogas en los jóvenes...


Se pretende investigar la influencia de diversas variables familiares sobre el consumo juvenil de drogas mediante un estudio realizado en centros escolares de Vizcaya. Según dicho trabajo, ciertas conductas juveniles de abuso de drogas pueden ser producto de un modelado paterno. Además, los conflictos familiares suponen un riesgo añadido de caer en la drogodependencia.

Diferentes investigaciones, realizadas en España para conocer los hábitos de la población juvenil en relación con las drogas, señalan que un elevado porcentaje de los adolescentes y jóvenes ha tenido contacto con estas sustancias, especialmente con el tabaco, alcohol y cannabis. Estos consumos son mayoritariamente ocasionales, se concentran en el fin de semana, son realizados en grupo y en espacios públicos. En cualquier caso, este tipo de prácticas por parte de los adolescentes se vinculan cada vez con mayor intensidad con problemas personales, familiares y sociales.
Por otra parte, un aspecto importante en relación con los consumos de drogas lo constituye el hecho de que cada vez participan de estas prácticas personas más jóvenes. Los resultados de diferentes encuestas ponen de manifiesto la existencia de dos fenómenos preocupantes, como son la progresiva reducción de las edades de inicio en el consumo y la generalización del contacto con las drogas.
Entre los posibles “factores de riesgo” o de “protección” que determinan el fenómeno del abuso de drogas, la familia juega un importante papel, ya que es un pilar fundamental en los adolescentes, no sólo porque conforma el espacio de socialización por excelencia, sino porque es aquí donde los adolescentes buscan las pautas fundamentales para orientarse en la vida. Desde el nacimiento hasta la adolescencia la familia es un ámbito privilegiado de formación de actitudes, habilidades y valores que permitirán que posteriormente el sujeto afronte una etapa vital decisiva, como es la adolescencia.
La influencia de la familia puede ser contemplada desde las siguientes vertientes:
  • Por una parte, el consumo de drogas en los padres puede propiciar el consumo de las mismas en los hijos, ya que los padres actúan como modelo de conducta para sus hijos. Además de esto, dicho consumo influye también de manera indirecta, incidiendo en las propias pautas de crianza y en las relaciones intrafamiliares, todo lo cual contribuye a crear entornos de mayor riesgo para el consumo por parte de los hijos.
  • Por otra parte, otro factor de riesgo se refiere al “manejo familiar”, que consiste en las distintas habilidades de los padres para controlar la conducta de los hijos, tales como la supervisión, el establecimiento de normas y límites, las habilidades para negociar con los hijos, etc. En este sentido, los estilos educativos juegan un papel importante (sobreprotección, autoritarismo, permisividad).
  • Por último, señalamos la existencia de problemas de relación en la familia y sus consecuencias en el clima familiar. La frecuencia de disputas y tensiones entre los padres, la frialdad en la relación y la falta de comunicación entre ellos, contribuyen a crear entornos de riesgo para los hijos. Por el contrario, los vínculos afectivos, el apego y la buena comunicación, son importantes factores de protección.
De acuerdo a la teoría, los objetivos del estudio son los siguientes:
  1. Analizar la situación de consumo de drogas entre los adolescentes de 3º y 4º de Educación Secundaria Obligatoria de la provincia de Vizcaya.
  2. Analizar la influencia del consumo de drogas legales por parte de los padres, en los hijos.
  3. Analizar la relación entre conflicto marital y consumo de drogas en los hijos.
Este estudio se ha realizado en 19 Centros de ESO de la provincia de Vizcaya. Han participado un total de 130 díadas (familias) de hijos/as y sus madres.
De los 130 alumnos/as participantes, un 55,4% (n= 72) eran chicas y un 43,8% (n= 57) chicos. La edad media ha resultado de 14,6 (D.T.= 0,7) años, dentro de un recorrido de edades de entre 13 y 17 años, siendo los grupos más representativos los de 14 y 15 años (se ha observado un caso de trece años, 4 de 16 años y 6 de 17).
La información ha sido recogida a través de cuestionarios anónimos. Los cuestionarios son los siguientes:
•  Cuestionario Demográfico (elaboración propia)
•  Escala de Percepción de los hijos/as del conflicto interparental (CPIC, Grych, Seid y Fincham, 1992)
•  Índice de Satisfacción matrimonial (Hudson, 1992)
•  Inventario de Inestabilidad matrimonial (Fredman y Sherman, 1987)
•  Inventario para hijos/as del comportamiento parental (Shaefer, 1965)
•  Escala de Evaluación de Adaptabilidad y Cohesión familiar (FACES, versión española)
•  Cuestionario sobre usos y consumos de drogas en la población adolescente (Ayuntamiento de Eibar, 2001; Elzo, 1996).


RESULTADOS Y CONCLUSIONES

En relación al primer objetivo , analizar el consumo de drogas por parte de los adolescentes, observamos, por una parte, un alto porcentaje de no fumadores, un pequeño grupo de fumadores moderados que en ningún caso llega a fumar más de 6 cigarrillos al día, y un moderado grupo de adolescentes que realiza un consumo superior a los 6 cigarrillos al día bien entre semana o en fin de semana. En definitiva, la proporción de fumadores entre los adolescentes se halla acorde con la reflejada en estudios de prevalencia para ese grupo de edad, con un consumo moderado entre semana que se ve incrementado en cantidad los fines de semana.
Indicar en relación al consumo de tabaco , que en nuestro estudio el consumo de esta sustancia es más prevalente entre las chicas que entre los chicos y además fuman con mayor intensidad. Desde hace varios años las investigaciones confirman que las mujeres se han incorporado con fuerza al hábito de fumar, llegando a superar a los hombres.
En cuanto al consumo de alcohol casi uno de cada tres adolescentes refiere no haber bebido nunca alcohol y uno de cada cuatro haberlo hecho sólo en ocasiones especiales como navidades, fiestas, etc. Uno de cada diez dice beber de vez en cuando, dos de cada diez lo hace los fines de semana y sólo en un caso refiere beber todos los días. La edad de iniciación en el consumo de alcohol oscila entre los 11 y los 16 años, situándose la edad media en los 13,3 años. Este dato se ve reforzado por los aportados por las encuestas de Drogas dirigidas a población escolar realizadas en años anteriores, las cuales obtienen edades medias de inicio de consumo de 13,4 y 13,7.
Respecto al tipo de bebidas consumidas, resulta curioso apreciar que las más utilizadas son los licores y los combinados y no el kalimotxo o la cerveza como esperábamos.
En nuestro estudio la frecuencia de consumo de cannabis y otras drogas es mínima para la mayoría de los casos. La edad de iniciación en el consumo de cannabis oscila entre los 11 y los 16 años. Otras investigaciones realizadas en el País Vasco centran la edad de inicio en el consumo de esta droga hacia los 14-15 años.
Por último, en lo relacionado con el consumo de otras drogas, sobresale de forma alarmante la proporción de casos que han probado la cocaína, el speed y los hongos. En este sentido, en los últimos años, es posible hablar de un incremento significativo del consumo de todas las sustancias analizadas, especialmente en el caso de los alucinógenos y los derivados anfetamínicos.
Respecto al segundo objetivo, los datos apuntan en la dirección del modelado de las conductas de consumo. Si bien ha sorprendido el hecho de que el número de asociaciones significativas ha sido inferior al esperado, cabe resaltar que el consumo de tabaco por parte de la madre se asocia a una mayor frecuencia de consumo entre los adolescentes, dato confirmado en otras investigaciones. Por otra parte, se constata la influencia en el consumo de sustancias por parte de los hermanos. Algunos autores, de hecho, han observado que los hermanos mayores pueden influir en el consumo de drogas; cuando los hermanos mayores consumen drogas, los hermanos más pequeños perciben que estas sustancias y su consumo no están desaprobados.
Por último, en relación al tercer objetivo, cabe confirmar la hipótesis de nuestro estudio según la cual la presencia de conflicto entre los padres se asociaría a una mayor presencia de consumo de sustancias entre los hijos. Si bien cabe comentar que no es tanto el conflicto existente en sentido objetivo, como la percepción del hijo de las dinámicas familiares, lo que condiciona este consumo.
Otro factor de riesgo del consumo se hallaría en el tipo de relación que los hijos perciben de sus padres. En nuestra investigación, cuando los hijos perciben amor por parte del padre, y control por parte de la madre, el riesgo de ser consumidor de drogas es menor. Precisamente, parece que esta relación es la que ofrece un mayor efecto protector respecto al riesgo de ser consumidor.
Finalmente, la cohesión y adaptabilidad se muestran como factores protectores sobre la probabilidad de consumir sustancias. La cohesión ha sido definida como el vínculo emocional que los miembros de la familia tienen entre sí, y la adaptabilidad sería la habilidad de dicho sistema para cambiar.





OEA alerta alto consumo de drogas entre adolescentes de América

Un informe de la organización revela el alto consumo de alcohol en jóvenes de entre 13 y 17 años, así como el aumento del consumo de marihuana.
OEA alerta alto consumo de drogas entre adolescentes de América

El consumo de drogas entre los adolescentes de América es "muy alto" y la percepción de riesgo frente al uso ocasional de esas sustancias es "muy baja", según el "Informe sobre el Uso de Drogas de las Américas de 2015" presentado este miércoles por la Organización de Estados Americanos (OEA).
La investigación, elaborada por la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD) de la OEA, revela el alto consumo de alcohol en jóvenes de entre 13 y 17 años, el aumento del consumo de marihuana en este sector de la población y la "precocidad" en el consumo de éxtasis y sustancias inhalables.
El informe se presentó en el marco del 57 periodo ordinario de sesiones de la CICAD, que tiene lugar entre este miércoles y el viernes en la sede de la OEA en Washington y donde comienza a negociarse el nuevo Plan de Acción Hemisférico sobre Drogas 2016-2020, que los países miembros aprobarán en noviembre.
La prevalencia del consumo de alcohol entre los estudiantes de secundaria en el continente oscila entre un 20 por ciento y un 70 %, según la investigación.
Más de la mitad de los estudiantes de secundaria en Antigua y Barbuda, Argentina, Barbados, Chile, Colombia, Dominica, Granada, Paraguay, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, Surinam y Uruguay consumieron alcohol durante el último año.
En Bahamas, Belice, Canadá, Estados Unidos, Jamaica, San Cristóbal y las Nieves y Trinidad y Tobago la prevalencia osciló entre un 40 % y 50 %, mientras que las tasas de consumo más bajas, de un 20 % o inferiores, se observaron en Ecuador, El Salvador y Venezuela.
Respecto a la marihuana, su consumo entre los jóvenes creció en todos los países del continente con excepción de Perú, mientras que Chile es el país con mayor consumo de esta droga en la región.
En Uruguay, en el periodo 2003-2014 el consumo de marihuana se duplicó, pasando del 8,4 % al 17 %.
La CIDAC alertó, asimismo, de la precocidad en el consumo de éxtasis y sustancias inhalables entre los jóvenes de 13 a 17 años.
En líneas generales, los estudiantes perciben mayor facilidad de acceso para obtener éxtasis precisamente en aquellos países donde las tasas de consumo son mayores: Estados Unidos, Argentina, Colombia y Surinam.
La excepción la constituye Chile, donde la percepción de fácil acceso es baja, pero la tasa de consumo supera a los demás países de América Latina.
El uso de inhalables es particularmente alto en el Caribe. Entre los 12 países del Caribe de los que se tuvo información sobre inhalables, ocho tienen prevalencia de uso superior a 5,9 %, por encima de todos los demás en el continente, situando a la región en un intervalo de prevalencia alta, con la excepción de República Dominicana donde el consumo es sustancialmente inferior. 
El consumo de tabaco descendió en casi todos los países del continente, tanto en población escolar como general, y es especialmente bajo entre los adolescentes del Caribe respecto a los de otras regiones.
La prevalencia del tabaco en la región abarca desde un 24,5 % en Chile a un 1,8 % en Antigua y Barbuda. Además de Chile, los países con tasas de consumo superiores al 10 % son Argentina (18,7 %), Paraguay (14,7 %), Bolivia (13,3 %), Canadá (12,9 %) y Colombia (12,5 %).
En el otro lado del espectro, la República Dominicana (1,9 %), Bahamas (2,1 %), Guyana (2,5 %), San Cristóbal y las Nieves (2,6 %), Barbados (2,9 %), Santa Lucía (3,9 %), Jamaica (4,5 %), y Panamá (4,8 %) muestran tasas de consumo inferiores al 5 %.


Un problema que atañe a toda la familia


La drogadicción durante la adolescencia


Se dice que una persona es dependiente cuando se da el “síndrome de abstinencia”, manifestaciones físicas y emocionales por falta de las mismas, el individuo percibe la necesidad de consumir cada vez en mayores cantidades para percibir incrementos de los efectos.

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El problema de la drogadicción en la adolescencia se refiere al abuso de sustancias ilegales o al uso excesivo de las legales. Este patrón de conducta continua conduce a problemas o preocupaciones graves: faltar a la escuela, situaciones de peligro, accidentes automovilísticos, problemas legales, con las relaciones familiares y las amistades.

El adolescente puede presentar “dependencia de drogas”, que se refiere al uso paulatino de drogas o alcohol, incluso cuando se han desarrollado problemas graves al consumirlos.

La señal más evidente de una dependencia de drogas incluye un aumento de la tolerancia o una necesidad de tomar cantidades mayores de las sustancias para lograr los efectos deseados. Se dice que una persona es dependiente cuando se da el “síndrome de abstinencia”, manifestaciones físicas y emocionales por falta de las mismas, el individuo percibe la necesidad de consumir cada vez en mayores cantidades para percibir incrementos de los efectos.

Hay un tercer apartado que debemos tener claro y es la “dependencia química”, que es el uso compulsivo de sustancias que pueden ser drogas o alcohol, y la incapacidad de dejar de utilizarlas a pesar de todos los problemas causados por su uso.

Las drogas más frecuentes utilizadas por los adolescentes
La accesibilidad de los jóvenes a las bebidas alcohólicas es cada vez mayor, a pesar de las prohibiciones impuestas de su venta a menores. La edad media de inicio en el consumo del alcohol entre los escolares anda entre los 14 y 15 años, las niñas no se quedan muy atrás, aunque consumen cantidades menores.

Un 80% de las muertes que se dan entre adolescentes se deben a causas violentas y dentro de ellas las relacionadas con drogas o alcohol representan el 50%. Existe un mayor porcentaje de suicidio en los adictos a estas sustancias. Además, se consideran los factores familiares de gran importancia en el inicio y curso clínico de la adicción al alcohol y otras drogas, ya que hasta un tercio de los niños tienen su primera oferta de consumo de bebida alcohólica dentro del ambiente familiar.

¿Por qué consumen alcohol los jóvenes? 
La creencia más compartida entre los diferentes grupos de adolescentes y jóvenes, tiene que ver con la asociación, según su opinión, entre el consumo de alcohol y las “consecuencias positivas” que proporciona. Entre estas destacan, una potenciación de la actividad psico-física (alegría, euforia, superación de la timidez y retraimiento, mejoría del estado de ánimo, etc.), posibilidad de diversión e integración dentro del grupo de amigos donde la mayoría consumen.

En la medida que el alcohol proporciona a los jóvenes una serie de efectos o consecuencias positivas, y los interpretan como un beneficio, dichos efectos se convierten en motivo de consumo. La juventud, como regla general, no asocia el consumo de alcohol con problemas que de él pueden derivarse, ellos esperan del alcohol cambios positivos globales (facilitador de expresividad emocional, desinhibidor y potenciador de las relaciones sociales, etc.), y a la vez no creen que dicha sustancia tenga consecuencias negativas, influyendo considerablemente en un mayor consumo durante el fin de semana, donde las relaciones interpersonales se intensifican. Por eso anticipar los “efectos positivos” y no las verdaderas consecuencias negativas, conlleva a que se produzca un mayor consumo social.

La droga no legalizada más frecuentemente utilizada es la marihuana. Esta es una droga que se utiliza desde hace varias décadas por diferentes generaciones de jóvenes y que actualmente sigue siendo la principal droga.

También están los alucinógenos. Aquellas drogas que afectan nuestros sentidos y nos hacen percibir las cosas diferentes y que nos despiertan sensaciones irreales, éstas son muy usadas por jóvenes y adolescentes.

La cocaína es un alcaloide, un estimulante que permite a la persona que consume esta droga sentirse más activa, fuerte, con más energía. Es un estimulante de uso muy frecuente entre los jóvenes.

Hace unos años la cocaína era una droga para gente rica, por su precio tan elevado. Hoy su costo ha disminuido considerablemente volviéndose accesible a una mayor cantidad de la población, principalmente joven.